Tras no pocos años dedicado al estudio de la técnica de canto lírico, en los que he tenido la oportunidad de conocer y dejarme guiar por maestros de la talla de Raúl Giménez, Carlos Chausson o Robert Lloyd, entre otros; y tras algunos años dedicado a la docencia del canto, actividad que he venido desarrollando de forma paralela a la carrera profesional en los escenarios, creo es un buen momento para compartir mis conocimientos, mis conclusiones y mis opiniones sobre la voz cantada y su pedagogía.
Todos los análisis y los comentarios aquí publicados tendrán como finalidad divulgar diversos aspectos técnicos y/o estilísticos, siempre desde la honestidad del que sabe que no está en posesión de la verdad absoluta, que el canto es una carrera de toda una vida, en la que nunca se deja de aprender y evolucionar, y que no existe una única manera de cantar. Esto es algo que quiero recalcar, algo que siempre digo a mis estudiantes. Como escribió el magnífico maestro Jerome Hines, en su libro The four voices of man: «Cualquier técnica que te permita tener una larga y exitosa carrera es viable.»
Es evidente que cada cantante va desarrollando su técnica de forma paralela a su carrera profesional, en función de los cambios fisiológicos que se producen con la edad, en función del repertorio que quieran abordar, pero también en función de su gusto estético personal y de la idea de sonido que quieren perseguir. Es decir, todos tenemos unas preferencias, unos modelos a los que seguir, unos ideales que emular. El problema es que esto lleva muchas veces a una especie de integrismo estético y técnico; nos lleva a creer que nuestra manera es la única manera, y no es así.
Mi intención con este blog es la de tratar de mostrar esas diferentes maneras de cantar. Por supuesto, yo también tengo unas preferencias, que se verán muy claramente a lo largo de los diferentes artículos, y a través de los ejemplos que se podrán ir escuchando, trataré de aclarar cuál es la escuela que más me convence. Mi intención no será nunca la de atacar ni descalificar a otros colegas que lo hacen de forma diferente, simplemente la de señalar esas diferencias. Como dice uno de mis maestros, Raúl Giménez: cualquier cantante que sea capaz de estar diez años encima de un escenario, algo tiene que hacer bien.