Todos los cantantes comenzamos nuestros estudios vocalizando. Cada una de las vocales cumple una función diferente en ese camino arduo que hay que recorrer para encontrar el perfecto equilibrio entre apoyo, laringe y resonadores. En mi opinión es muy importante lograr desarrollar perfectamente la resonancia en cada una de las vocales, ya que de esta forma conseguiremos una mayor naturalidad en la emisión y una mayor claridad en el texto. ¿Por qué razones?
En primer lugar, cada vocal tiene un espacio propio en la faringe y una posición determinada de la lengua. Es cierto que si hacemos la prueba de emitir una «a» abierta y modificamos únicamente la posición de labios y mandíbula, podemos conseguir el resto de las vocales. Lo que sucede es que cada vocal, debido a sus diferentes formantes, posee unas diferentes resonancias bajas y altas, así como diversas posiciones en la cavidad bucal.
Hay métodos que abogan por encontrar un molde fijo en la emisión y acomodar el resto de las vocales en ese molde con la modificación de la apertura mandibular y posiciones de los labios. Ese molde suele ser el de la «o», lo que provoca rigideces en la mandíbula y laringe que suelen dar lugar a un sonido entubado.
Mucho más apropiado es el método de encontrar el molde para cada vocal y después homogeneizar el sonido por el método de compensar las diferencias, acercando cada vocal a su inmediata más alta o baja en el triángulo de las vocales arriba publicado.
Especialmente importante es ese trabajo de igualación al atravesar el pasaje, cuando la laringe bascula hacia abajo. Esa modificación resulta muy efectiva simplemente adelantando los labios y redondeándolos. En otras ocasiones, se nos da la instrucción de pensar en otra vocal distinta a la que emitimos, algo que puede ser eficaz pero con lo que se corre el riesgo de cambiar las formantes interiores de la vocal y por lo tanto cambiar su articulación, con la consiguiente dificultad de comprensión del texto.
Y la comprensión del texto es algo fundamental en un arte que consiste en una representación teatral cantada. Por supuesto, las consonantes son importantísimas, pero eso será motivo de otro post.
Ahora os dejo aquí un ejemplo de una soprano que tenía un dominio exquisito de la dicción. Sus vocales puras en el centro son mínimamente modificadas en el pasaje y zona aguda, con lo que la claridad del texto es perfecta. Se trata de Pilar Lorengar. Espero que os guste.