Aprendiendo a cantar (I)

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CANTA EL GORILA

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Quiero iniciar con este breve artículo una serie de ellos que harán referencia a diferentes problemas con que nos encontramos los profesores y estudiantes de canto en las aulas. Son ejemplos de los muchos malentendidos que pueden surgir durante el proceso de aprendizaje y que hay que tratar de evitar para no perder el tiempo, y no pocas veces también la paciencia.

Es muy importante entender que en este proceso de aprendizaje tenemos que entrenar una musculatura que habitualmente funciona de forma automática e inconsciente, y sucede en muchas ocasiones que al tratar de racionalizar nuestros movimientos acabamos por bloquear la musculatura. Dicho de otra forma, como en cualquier actividad física, el movimiento se demuestra andando. No se puede aprender a cantar pensando.

En muchas ocasiones sucede que tratando de entender cómo emitir el sonido de la manera en que nuestro profesor nos está indicando, dejamos de lado lo más importante para cantar: la energía (ver el artículo Energía, fuerza, trabajo. Equilibrio. en este mismo blog).

A me gusta disipar estas dudas utilizando la metáfora «canta el gorila». Con ello quiero decir que no podemos aparcar la parte animal del canto. El canto no es un proceso intelectual, es un proceso físico. La energía necesaria para subirse al escenario, pasar por encima de una orquesta y conseguir que el público se «suba al escenario» contigo no es algo que se pueda hacer desde el intelecto. Hay que conectar con el subconsicente del público para poder emocionarlo, y eso lo hace el animal, el gorila que llevamos dentro.

En muchas ocasiones, los estudiantes de canto están tan preocupados por hacerlo todo bien, por escucharse mientras ejecutan los sonidos, que se olvidan del gorila. La energía necesaria para emitir un sonido lírico proviene del animal. Somos animales que cantan. Hemos conseguido convertir el grito, el rugido, el bramido, en algo artístico. El grito artístico. Claro que hay que tener cuidado con la fuerza que se aplica, para eso paga uno las clases, pero lo que no se puede es cantar sin energía. El estudio del canto es un entrenamiento.

Dice uno de mis maestros que aquel que de niño no ha montado en bicicleta, no ha trepado por las rocas, no se ha subido a los árboles, no ha hecho deporte, es muy difícil que aprenda a cantar. Totalmente de acuerdo, maestro.

Y esto no es algo que se aplique sólo al canto lírico. Fijaos en la expresión «animal de escena» que se aplica a cantantes de todos los estilos. Fijémonos en algunos de ellos: Beyoncé, Rocío Jurado, Lady Gaga, Bruce Dickinson, Camarón, Tom Jones… ¿qué les une? ¿Qué les diferencia de Julio Iglesias, Pablo Alborán o Amaya Montero? Y algunos dirán que entonces se puede tener éxito sin que cante el gorila… Sí, con micrófono, sí; pero para pasar la orquesta sin él tenemos que volver a ser neardentales.

 

https://www.youtube.com/watch?v=t0AJd0jBM1A

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